
Vocalmente la obra es ambiciosa, con un Kyo que busca expandirse más allá de sus posibilidades técnicas del momento, llenando cada segmento de emoción a través de melodías que se te quedan impresas en la mente de forma inmediata, sumándole susurros, falsetes, voz rasgada, gritos de todo tipo, desde lo más estridente y desgarrador, hasta el gutural más cerrado. Llenando con todos los elementos cada sección de cada composición, acompañando (y muchas veces acrecentando) la fuerza transmitida por las mismas.
Líricamente "Withering to death", como lo indica su título, habla sobre la muerte, sobre las muchas formas que tiene ésta, y lo hace de forma constante, variada y casi obsesiva podría decir. Esto no opaca para nada el resultado final del conjunto, sino todo lo contrario, lo realza, y más que nada es debido a la exquisitez con la que Kyo aborda cada una de las variantes de sus letras a través de la poesía, la cual se ve desarrollada de una forma esplendida, natural, nada forzado, logrando una transparencia y sinceridad únicas, navegando por todos los estados mentales y emocionales que uno quiera o pueda imaginar.
Más allá de lo individual, Diru siempre se destacó en lo grupal, en el conjunto, en demostrar que el resultado es gracias a la suma de la individualidad de las partes que lo integran, logrando varias veces, y como lo es en este caso, una obra de carácter único e irrepetible hasta el momento de su edición. Han pasado 10 años desde que fue editado originalmente y el álbum no a perdido frescura, sino que las 14 canciones que lo integran continúan sonando tan vigentes como en su momento. Es un disco que no tiene puntos flojos, en donde lo experimental y la canción redonda de melodía 'entradora' van de la mano sin ningún tipo de pruritos o condicionamiento artístico. Como ejemplo de esto solo voy a destacar las siguientes canciones: "Saku"; "Machiavellism"; "The Final"; "Dead Tree"; y "Higeki wa Mabuta wo Oroshita Yasashiki Utsu", la cual representa una de las composiciones más emotivas que concibió la banda. El resto queda por cuenta de quienes descubran esta magnífica obra.
Mr. Moonlight.
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